Mientras que en la antigüedad se veían jóvenes apasionados por darlo todo por Dios, hoy se presume que es están envueltos en sus afanes, y no tienen intención alguna de tomar un compromiso serio de servir a Dios. Esto estaría desmintiendose debido al creciente número de jóvenes a nivel latinoamericano, que están despertando el deseo de llevar a cabo el llamado de Dios, cada vez más anhelado. En estos últimos años, se han visto iniciativas juveniles encabezando campañas evangelísticas en la vía pública e incluso en instituciones de educación superior en las grandes ciudades. 
La población se ha percatado de lo genuino del amor que la generación actual está manifestando en su actuar y en su trabajo evangelístico por lo que ahora los que encabezan el anhelo de ir a las naciones son los jóvenes, los cuales son cada vez mejor valorados por ministros como pastores y obispos, quienes han notado el compromiso de su amor por las almas.