La nueva Carta fundamental surgió como respuesta del Gobierno de turno debido a la presión política de la oposición que se tomó del estallido social para reestructurar las políticas de Estado con principios que son propios de la Izquierda y del rechazo hacia la libertad religiosa, con la excusa de dar una respuesta ante las peticiones de la población, que paralizó la normalidad del país. 

La nueva constitución, cuyo plebiscito se efectuará en Abril del presente año, tomará forma conforme a las votaciones de la ciudadanía, lo que determinará si efectivamente, ésta será realidad o no. Es por eso que muchas iglesias están movilizándose por el país ofreciendo charlas a la hermandad, a través de un intensivo estudio de la Constitución actual, presentando que, en realidad son más las desventajas las que traerían a la Iglesia la nueva carta fundamental, debido a que la actual, resguarda la libertad religiosa y de culto, ofreciendo garantías de libre expresión en espacios públicos, que la Izquierda quiere invalidar.

Aunque son mas bien pocas las iglesias que están de acuerdo con la creación de una nueva Constitución, se han elaborado informes que explicitan que ésta no es la respuesta para satisfacer las demandas sociales que gatillaron el estallido nacional, sino más bien, lo que realmente necesita el país, es voluntad política, modificar los decretos específicos que definen los lineamientos de las pensiones, salud pública, educación, es un desvío político para aumentar el gasto público e introducir ideologías de gobierno desmoronan la verdadera tolerancia y persiguen la libertad religiosa, eliminandola de las políticas de Estado.