Es por la Palabra de Dios, que nosotros podemos vencer al desánimo. La palabra es lo que necesitamos conocer en profundidad para que el Espíritu Santo pueda decirnos quienes somos en el Señor, nuestra verdadera identidad. Cuando sabemos quiénes somos en Dios, por andar en la palabra, dejamos que el Espíritu gobierne nuestra vida al no dejar que nos dominen nuestras emociones. La Palabra es Dios mismo quien se revela a nuestras vidas mediante la Verdad, que abre nuestros ojos. 
De hecho, nosotros nacimos de nuevo por la Palabra, Dios nos hizo nacer de nuevo a través de la convicción que el Espíritu Santo puso en nuestros corazones de la verdad, por lo que creímos y fuimos salvos, no fue algo bonito que sentimos. Es por eso que la Palabra tiene el poder de sanar el alma y también salvarla, porque Dios dice que nuestros corazones son engañosos, y esto tiene que ver con lo inestable que son nuestras emociones. De ahí la importancia de tomar decisiones en Dios, basados en la Palabra, no por las emociones que sintamos, porque al hacerlo, aunque no queramos y tengamos desánimo, haciendo caso omiso a lo que sienta el alma, nos dejamos gobernar por el Espíritu y nuestras almas son sanadas, experimentan libertad. 
Él, por su propia voluntad, nos hizo nacer de nuevo por medio de la palabra de verdad que nos dio y, de toda la creación, nosotros llegamos a ser su valiosa posesión. Así que quiten de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma.
Santiago 1:18‭, ‬21 NTV